Su vida profesional

Soy Ingeniero Agrónomo recibido en La Plata. Trabajé 5 años en un tambo en La Cesira, posteriormente trabajé en Pioneer Semillas por 5 años y hace 10 que vivo en Río Cuarto. Desde ese momento, junto a mis 3 socios (Manuel Ron, Santiago Castro Peña y Werner Hulsken), decidimos dejar de trabajar en multinacionales para iniciar el primer proyecto.

Hoy mi vida laboral consiste en varios negocios en simultáneo y todos en sociedad: insumos agropecuarios (FocSeed); siembra como productor agropecuario; plantación de olivos en San Juan; producción ganadera en Formosa; Pro-Secretario de Aapresid; Presidente de FADA; Presidente de Bioeléctrica y Socio de Bio4.

¿Por qué te involucras en tantas actividades?

Porque no puedo decir que no. Además, cuando me proponen cosas y no estoy solo, las encaro; me encantan las relaciones interpersonales. Por lo general somos los mismos socios (4) para todos los proyectos, pero hemos ido involucrado gente en todo lo que fuimos proponiéndonos.

En cuanto a FADA y Aapresid, son lugares ad honorem en donde es fácil involucrarse porque es cuestión de levantar la mano; y como soy predispuesto me voy enganchando.

La verdad es que no hago cosas a medias. No me siento ni me gusta ser el líder, soy un buen acompañante. No tengo problema de segundos planos.

¿Todas las ramas de la producción te interesan?

Todas. Me gusta ser partícipe de la producción agropecuaria y me encanta la industrialización. Para poder hacer tantas cosas en paralelo, estamos con la gente que queremos estar. Creo que lo afectivo une mucho más que lo económico.

Cuando ves que hay empatía en la manera de pensar y compartís valores, lo económico viene después. Te termina uniendo la emotividad, el conocimiento, el saber que confías cien por ciento en el otro. Por ejemplo, nosotros invertimos en A&T y no se me ocurre controlarlos; si lo tuviese que hacer, no lo hago. Me encanta delegar, que otros hagan y que me mantengan comunicado.

¿Y cómo es participar de FADA y Aapresid?

Es bárbaro. Aapresid me enseñó a escuchar, me ordenó, me moderó el carácter porque te vinculas con otros que piensan distinto. Yo venía trabajando en sociedad pero cuando te conoces con tus socios es más fácil.

Lo mismo en FADA. Me dio institucionalidad. Hoy soy más flexible. También me ha permitido vincularme con personas que admiro y que me han enseñado mucho.

De los dos lugares debo mucho más de lo que he dado. Me han enriquecido enormemente para las relaciones empresariales y personales. Yo no puedo hacer sólo lo que tiene un rédito económico porque me siento absolutamente vacío.

¿Cómo ves al productor agropecuario actual?

Coyunturalmente, lo veo empobrecido, sin encontrar un rumbo, sin saber si su actividad tiene futuro o no. Nos dicen que estamos para alimentar al mundo pero el mundo no termina requiriendo lo que nosotros necesitamos, ni pagando los precios que necesitaríamos.

Hemos invertido en tecnología, somos buenos en lo que hacemos y podemos ser mejores, pero no lo veo encontrándole la vuelta al negocio. Lo veo preocupado como hace mucho que no lo veía; tal vez por cosas que no hemos hecho antes. Quizás el hecho de no participar política, comunitaria o institucionalmente, nos ha jugado muy en contra.

¿Crees que ser un productor abocado a la mono-actividad les ha jugado en contra?

Totalmente. Soy un convencido de que cuando tuvimos los excedentes, no tuvimos la visión de verticalizarnos. Yo tuve la dicha de rodearme de gente que sí la tuvo. Tomar las decisiones de a muchos es más fácil; cuando estás sólo por lo general decidís seguir haciendo lo que sabes hacer y haces más de lo mismo.

Hubiese sido distinto si nos industrializábamos y pensábamos de otra manera. Es por eso que pienso que en el unirnos y pensar en conjunto, uno puede crecer. Dejás de ser el protagonista y pasas a ser parte del elenco, que eso al productor agropecuario le cuesta.

¿Esta es una medida que puede tomar el pequeño productor o sólo es para los grandes?

No, porque tienen que pensar que no lo van a hacer solos; van a hacerlo junto con otros. Lo que sí es importante es ver quién lo va a seguir, porque quizás el productor no puede por falta de tiempo. Entonces lo que hay que definir es quién se “pone el negocio al hombro”.

¿Qué le sugerirías hoy al productor?

Les diría que busquen pares pero no para llorar sino para explorar soluciones, para definir estrategias. Tal vez es el momento de unirse mucho más y participar.

Además, me parece que tenemos que darnos cuenta que la producción agropecuaria no es sólo lo que estamos pensando.  Hay otras cosas que como productores podemos hacer. Hemos sido innovadores pero quizás tenemos que ser innovadores de otra manera. Quizás innovar es asociarse.

Para terminar ¿qué opinión tenes de A&T?

Entre nosotros siempre nos gastamos diciendo “no te hagas el A&T” porque para nosotros son muy profesionales; son muy claros para hacer las cosas, para los números, para explicarte el negocio. No hay medias vueltas; nunca tenemos “ni un sí ni un no”. Yo no necesitaría un contrato con A&T, y eso a mí me encanta.

Hay pequeñas cosas que te hacen ver que la sintonía es la misma. Nosotros intentamos ser bastante austeros en las cosas que hacemos y A&T es igual. Eso te da tranquilidad.

Los veo pensando continuamente en hacer cosas nuevas; son muy parecidos a nosotros. Es por eso que me gusta que siempre tengamos algún contacto porque de alguna punta siempre puede salir algo productivo. Además, a ninguno le interesa ser el dueño de la idea, nos preocupa que las ideas se plasmen y sean reales.


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