Su vida profesional
Me recibí de Ingeniero Agrónomo y empecé a trabajar en la provincia de Buenos Aires en una empresa 90% ganadera, Fortabat, durante 5 años. Luego pasé a administrar un campo al sur de la provincia de Córdoba que también tenía un perfil ganadero y allí estuve 10 años. En el año ´89, con mi hermano Julio (también agrónomo y con un perfil ganadero) decidimos invertir un pequeño ahorro en un negocio que, primero lo planteamos como ganadero, pero que luego con la revolución de la siembra directa, nos llevó a armar una empresa de siembra. Al principio, cada uno continuaba con su profesión de modo independiente y manteníamos este proyecto en conjunto. Fue tomando cada vez más cuerpo hasta que invertimos todo y formamos una empresa de agricultura con una buena base de siembra y, como una cuestión secundaria, mantuvimos las administraciones.
¿En qué consiste su vida laboral hoy?
Sembramos cien mil ha de las cuales unas cuarenta mil son de administrados y el resto son propias (entre campos propios y alquilados). Nuestra zona de influencia es, tomando a Villa Mercedes como epicentro, unos 100 km alrededor. Allí tenemos el 90% de nuestra actividad. También abrimos una planta de extracción de aceite de soja en Villa Mercedes para exportar con la idea de agregar valor. Lamentablemente lo hicimos en un mal momento de Argentina. El objetivo de la planta es generar aceite de soja y por otra parte, producir alimentos balanceados o pre-mezclas para exportar a Chile, Uruguay o a Brasil. Apuntamos a Chile porque estamos ubicados en la frontera agrícola oeste y desde el punto de vista logístico estamos más cerca; deberíamos tener ventajas competitivas. Desafortunadamente, la Argentina fue dilapidando esas ventajas. Probablemente ahora venga una época más estable. Hoy estamos repensándola para también generar una planta de acopio que nos brinde un servicio a nosotros mismos, independientemente de la parte de producción y exportación que ya tiene.
Entiendo que es una empresa familiar ¿Quiénes trabajan?
Sí, tiene un neto perfil familiar porque empezamos siendo nosotros 2 y luego incorporamos a hijos y yernos. Fue una plataforma de lanzamiento de los jóvenes.
¿Cómo es el vínculo? ¿Es difícil dejar a los más jóvenes involucrarse?
Siempre con mucho respeto. Acá no hay patente de hijo; cada uno de estos jóvenes se ha ido ganando su propio lugar por capacidad, condiciones y trabajo. Todos saben que acá hay que trabajar y mucho, y ser consistente con lo que se hace. No nos ha generado ningún conflicto. El “conflicto” es tener que sujetarlos un poco para que no te saquen. Nosotros hemos podido transferirles a ellos nuestras experiencias y vivencias, desde la faz técnica, empresarial y comercial. Sin embargo, hoy son ellos los que van “montados” arriba de la ola técnica y posiblemente nosotros estamos abajo. Igualmente, después de 13 o 14 años de experiencia, ya ellos tienen un patrón de razonamiento muy confiable. Creo que la incorporación de otra generación familiar nos ha valorizado. Estoy seguro que si no estuviesen con nosotros, esta no sería la empresa que es. Ellos te van demandando y exigiendo más cosas.
Es miembro del grupo Río Cuarto Norte ¿cómo se formó?
En los orígenes fue un grupo CREA. Los miembros eran muy emprendedores y, si bien el grupo CREA les había dado una base de trabajo y un método, la organización les había generado un freno. Ese grupo salió de CREA pensando en seguir trabajando juntos y mantener la mecánica de trabajo pero ya considerando otro tipo de negocios. Los últimos años fueron tiempos muy cambiantes que requirieron de mucha cintura por parte de los empresarios agropecuarios para adaptarse y sobrevivir. El grupo ha sido muy importante para la empresa como sostén. De hecho lo más rico es la ronda de novedades en la cual compartimos visiones de la situación. También hacemos una gira anual en la cual hemos analizado actividades de real state, feedlots, vitivinícolas, etc. Nunca nos hemos cerrado exclusivamente a la agricultura.
¿Fundó FADA? ¿Cómo fue esa experiencia?
Soy uno de los fundadores. Hasta el año pasado fui el Presidente, hoy soy el Vice-Presidente acompañándolo a Germán Di Bella en su gestión. Los mismos creadores de FADA, fuimos los iniciadores del colegio San Ignacio y del grupo Río Cuarto Norte. Se repiten los nombres. Es gente emprendedora, personas que tienen ganas de hacer cosas. En FADA pensamos que había que trabajar no sólo desde la faz política sino también devolverle a la sociedad parte de lo que nos ha dado y ha sido mucho. Poder incluir un montón de compatriotas que han quedado fuera del sistema. Producir trabajo que es lo que genera dignidad y pertenencia. Con un subsidio podemos solucionar una crisis o tapar un agujero pero no es la solución definitiva. El trabajo sí lo es y a eso apunta FADA.
Mencionó el colegio San Ignacio ¿Cómo surgió esa iniciativa?
Fui Fundador del colegio. Mi principal preocupación en esa etapa de mi vida era la educación de mis hijos. Julio me comentó que estaban por armar un colegio y yo le dije “contá conmigo”. En ese momento vivía en el sur de Córdoba y tenía pensado mudarme a Río Cuarto cuando los chicos empezaran el secundario. El colegio San Ignacio me dio la posibilidad de poder trabajar y colaborar en la comisión directiva como papá. Fueron años muy dinámicos porque en esos años el colegio iba gestando su perfil.
Entiendo que está trabajando en un nuevo proyecto. Un organismo que planteé políticas públicas municipales ¿es así? ¿De qué se trata?
Correcto. El proyecto se llama “Rio Cuarto 2030”. Es una fundación que está en proceso de inscripción. FADA es una ONG que está pensando en políticas públicas a nivel nacional; esto es un proyecto a nivel local. El objetivo es generar y diseñar políticas públicas para la ciudad y la región que beneficie a los ciudadanos. Estamos intentando elaborar propuestas que le sirvan a los próximos intendentes como plataforma de trabajo. Es por eso que le pusimos 2030.
¿Por qué se involucra en tantas actividades?
Nunca me lo planteé o analice el motivo. Siempre me pareció importante colaborar, participar y tuve vocación de hacer cosas. Hoy ya con más años, sí tengo claro que me preocupa devolver mucho de lo que recibí.
¿Cómo ve al productor agropecuario actual?
Lamentablemente, en los últimos años ha sido un sobreviviente. La Argentina desperdició una época de precios donde los comoditties valían una fortuna y donde podría haberlo capitalizado. El productor ha estado involucrado en ese sobrevivir. Después de los años 90, aquellos productores que pudieron tecnificarse, asociarse, apalancarse y potenciarse se mantuvieron afuera del agua o crecieron. Pero hubo un grupo más ensimismado, con menos posibilidades de acceder a información y a la tecnología, que quedó sumergido o desapareció del sector. Hoy la producción agropecuaria requiere de tecnología, de información; ya no es más el chacarero. La actividad es una empresa que funciona con parámetros empresariales para que sea sustentable en el tiempo y para que la gente gane dinero. Y el que pierde esa visión, normalmente termina saliendo de la actividad.
Para terminar ¿qué opinión tiene de A&T?
Tengo la impresión de que es un grupo de profesionales muy capacitados, preparados en lo que hacen y muy serios. Nunca he trabajo con ellos. Conozco a muchos de modo individual, jóvenes y viejos, y en todos tengo el mismo concepto. Siento que si te toca trabajar, te da tranquilidad.